La tecnología cada vez avanza más deprisa y nos proporciona herramientas más útiles para aumentar la rentabilidad de nuestros negocios. ¿Sabías que hay unos envases que prolongan la vida útil de los alimentos y que te dan información sobre su estado? Te explicamos qué son los envases activos y por qué son la mejor opción para tu cocina de hostelería.

¿Qué son los envases activos?

Los envases activos contienen propiedades especiales en su interior, que permiten controlar de una manera mucho más exacta el estado de los alimentos, consiguiendo que sean más seguros y conserven mejor sus cualidades.

Por así decirlo, es un packaging que interactúa con el producto de su interior de alguna de estas tres formas:

• Liberando sustancias beneficiosas para la calidad de los alimentos que contiene.
• Absorbiendo sustancias que puedan provocar su deterioro.
• Modulando las condiciones en su interior (temperatura y humedad).

Imagina un producto perecedero, que se estropea en contacto con el oxígeno; en un envase activo que haya sido modificado específicamente para absorber el oxígeno, este producto duraría mucho más tiempo.

Estos sistemas activos pueden formar parte del propio envase (por estar mezclados con sus componentes o por recubrirlos), o ser un elemento que se introduce durante el proceso de envasado (en forma de saco, sobre o etiqueta, o en forma de atmósfera activa con compuestos químicos y sistemas enzimáticos).

Te explicamos los diferentes tipos de envases activos que existen:

• Envases que liberan sustancias antimicrobianas, como el dióxido de carbono o el etanol.
  • Para mantener mejor las frutas se pueden utilizar envases con liberadores de dióxido de carbono, que minimizan la concentración de oxígeno y, con ello, frenan el crecimiento bacteriano.  
  • En el caso de las frutas climatéricas (como mangos, plátanos o melocotones), es recomendable conservarlas en envases secuestradores de etileno. Ésta es una hormona que hace que la fruta siga madurando después de su recolección.
• Envases que eliminan sustancias no deseadas, como el oxígeno, el etileno, el exceso de humedad o los olores.
  • Por ejemplo, algunas cervezas tienen en su cierre un revestimiento capaz de absorber el oxígeno.
  • Los quesos blandos o la carne de charcutería suelen estar dentro de envases con agentes antimicrobianos que evitan la existencia de listeria, salmonela o E-coli.
  • Los envases activos con secuestradores de oxígeno sirven para prevenir ciertos microorganismos nocivos (que necesitan oxígeno para proliferar), por ejemplo, en los productos cárnicos.
  • También existen envases que absorben los malos olores o sabores no deseados.
• Envases que tienen la capacidad de modular el porcentaje de humedad; esto es especialmente interesante para preservar los alimentos que pueden deteriorarse por un exceso de humedad o sequedad. También hay envases activos que pueden modular la temperatura de los alimentos en su interior, ¡e incluso cocinarlos!
• Envases con sensores que informan sobre el estado del producto.
  • Pueden avisar si el producto ha estado expuesto a condiciones inapropiadas (como la rotura de la cadena de frío, o una posible contaminación o deterioro); concretamente en esos casos, lo indicarían con un cambio cromático o una hinchazón del envase.
  • También los envases activos podrían informar sobre la temperatura, la concentración de gases o el pH de los productos.

Los 4 principales beneficios de los envases activos

De manera general, los beneficios de usar envases activos en la cocina profesional de un establecimiento de hostelería serían estos cuatro:

• Alargamos la vida útil de los alimentos. Al no madurar ni perder sabor o calidad, los productos conservados dentro de estos envases son más duraderos. Con esto reduciríamos el desperdicio alimentario en nuestro local.
• Conservamos la calidad de los alimentos. Las cualidades, tanto nutricionales como organolépticas (sabor, color, olor, textura), se mantienen en su estado óptimo.
• Aseguramos la seguridad alimentaria de los productos que ofrecemos, y el riesgo de alergias o intoxicaciones entre nuestros clientes. Los envases activos nos garantizan que esos patógenos no van a aparecer y que, si esto ocurre, nos avisarán de que ese alimento no es apto para su consumo.
• Los alimentos no tienen que llevar tantos aditivos, porque el propio envase mantiene las mejores condiciones posibles para su conservación.

Tecnología en expansión

Todos los envases activos deben evaluarse antes de ser comercializados en la Unión Europea y se rigen por el Reglamento (CE) 1935/2004, sobre materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos. 

Ahora mismo algunos de estos envases están aún en pruebas o tienen un coste elevado, debido a que no son usados de manera masiva en las cocinas industriales y por los consumidores finales. Habrá que esperar a que se generalicen; sin duda, prometen convertirse en una herramienta fundamental en nuestros negocios de hostelería.

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